Frente a la inseguridad provocada por la crisis del siglo III, las actividades comerciales y artesanales comenzaron a detenerse. Las ciudades romanas, que vivían de la recaudación de impuestos al comercio, comenzaron a despoblarse. Roma ya no conquistaba más, estaba a la defensiva y al no haber nuevas conquistas se perdió una de las principales fuentes de las riquezas imperiales, los esclavos se tornaron escasos y por lo tanto más caros.
Muchos propietarios rurales liberaron a sus esclavos "El colonato", a estos ex esclavos se los llamó colonos y fueron la base de este sistema que consistía en la entrega de una porción de tierra, elementos de labranza y una parte de la cosecha para el mantenimiento del trabajador y su familia. A cambio el colono debía pagar fuertes tributos al dueño de la tierra. El propietario se fue convirtiendo en un soberano que gobernaba su región y a sus colonos.
Diocleciano se propuso reorganizar el Imperio, se le ocurrió una nueva forma de gobierno: lo dividió en dos regiones: la oriental y la occidental. El Imperio pasaría a estar gobernado por dos Césares, con poder militar, y dos Augustos, con poder político. A este sistema se lo llamó "tetrarquía", gobierno de cuatro.
El abiente imperial corrupto y degenerado, repleto de violencia y lujurias produce una decadencia moral. El cristianismo predicaba un modo de vida incompatible con el sostenimiento del imperio, con su auge surgió la creencia en una existencia mejor tras la muerte, lo que fomentó indiferencia sobre el presente entre los ciudadanos romanos, haciendo que desapareciera su deseo de sacrificarse en defensa del imperio.
En el año 395 el emperador Teodosio, al morir dejó como herencia el Imperio a sus dos hijos, a Honorio le cedió el Occidente y a Arcadio, el Oriente ¿Que dividió definitivamente al Imperio?
Esta división terminó de debilitar al Imperio. Nuevas invasiones exteriores como la de los godos, vándalos, Francos, anglos, sajones, y burgundios, que ocuparon la Galia (Francia), Hispania (España) e Italia, dieron el golpe de gracia a lo que quedaba de la gloria de Roma.
El Final De Esta Historia En el año 410 el rey visigodo Alarico ocupó y saqueó Roma. A partir de entonces se sucederán las invasiones hasta que en el 476 el último emperador de Occidente, Rómulo Augusto, fue depuesto por el germano Odoacro. El Imperio Romano de Occidente llegaba a su fin con un emperador que llevaba el nombre de uno de los fundadores de Roma.
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