En la parte más oculta de la casa, a unos metros bajo el suelo, en las casa verdejas se esconde un tesoro. Escalinatas estrechas permiten descender hasta estos pequeños habitáculos donde se crea el ambiente perfecto para la conservación de los alimentos.
Las cuevas han sido los frigoríficos en la tradición más ancestral del pueblo. Las familias utilizaban este espacio indispensable de la casa para almacenar alimentos, que ellos mismo elaboraban, y requerían una temperatura estable a para su conservación.
Hoy el uso es más restringida, muchos utilizan estos espacios como trastero, pero en el pueblo gran numero de casas mantiene vivo en su interior este pequeño habitáculo, algunas de ellas excavadas directamente en la roca viva.
La cueva forma parte de la casa, toda casa verdeja que se precie debía tener una, Valdeverdeja esconde en el subsuelo un tesoro de su cultura y forma de vida, una seña de identidad de su pasado que es necesario preservar.