¿Tiene suerte?, ¿Tiene suerte?... Inquiría Napoleón a sus generales cuando le proponían nombres para ascensos. Decía que quería generales con suerte, mas que habilidad estratégica. Si la afirmación del corso es cierta, en España le volvió la espalda. La Guerra de la Independencia Española, entre los años 1808-1814, se inició a causa de su voracidad expansionista.
Consciente de la debilidad de la monarquía española, pretextó un plan para la invasión de Portugal, por la negativa lusa a secundar un Bloqueo Continental contra Inglaterra, acordado en el Tratado de Fontainebleau el 27 octubre de 1807. Aquel compromiso político, fue considerado por los ingleses el comienzo de la guerra.
"Les Bourbons d´Espagne offraient la particularité singulière de se haïr mutuellement. Toute acquise à son amant Godoy, la reine voulait déshériter son fils aîné, le futur Ferdinand VII, qui lui-même demandait aux Français de l´.aider à déposer son père, Charles IV, tandis que ce dernier s´adresssait aussi à eux pour mater le prince."
Napoleón ocupó de modo clandestino ciudades españolas, prometio a Godoy, un reino en el Sur de Portugal y a Carlos IV, el título de “Emperador de las Américas”, a cambio de pasar con sus tropas hacia Portugal.
La resistencia a la invasión, no corrió a cargo del rey, ni del ejército, sino del propio pueblo, a través de un levantamiento popular espontáneo desorganizado y sangriento. Tuvo especial relevancia en Madrid, la capital del reino.
El innoble monarca Fernando VII, quien siendo Príncipe de Asturias llegó a conspirar contra su propio padre, dio muestras de escasas dotes políticas — lejos del talento y capacidad de trabajo de Napoleón — no apoyó el sentimiento de su pueblo, revelandose como el rey felón de España.
"La mayor parte de los protagonistas se vieron arrastrados contra su voluntad y donde, paradójicamente, muchas grandes hazañas tuvieron justificación en el fanatismo e incultura de sus protagonistas. Ni todos los curas fueron trabucaires -no pocos obispos colaboraron con el invasor-, ni todos los guerrilleros fueron héroes -numerosos bandoleros y asesinos se justificaron bajo ese nombre-, ni todos los afrancesados fueron villanos oportunistas. Además, los aliados ingleses se comportaron a veces con más crueldad y falta de escrúpulos que las tropas francesas."
Arturo Pérez Reverte
Bonaparte mostro un desconocimiento político y social de las consecuencias que originaría la invasión, a pesar de ser heredero políticos de la revolución, obvió al pueblo llano. Es probable que esa falta de perspectiva le costase la victoria en Europa; lo que se preveía como un paseo militar se convirtió en un obstáculo insalvable a su proyecto de expansión, "La úlcera ibérica" como afirmaría él mismo, le obligaba a mantener en suelo español un elevado número de tropas, necesarias, por otro lado, para su campaña contra Rusia.
Valdeverdeja sobre llevó con dificultad este suceso histórico. Sus habitantes soportaron el comportamiento irreflexivo de los oficiales y la tropa. Como toda guerras, una de sus primeras consecuencias fue la inseguridad de desplazamiento por vías de comunicación y el aumento de precios, dificultad reflejado en documentos parroquiales.
Lorenzo Justiniano como rector de la parroquia de San Blas, registra en el libro de difuntos el fallecimiento de Julián Blázquez, el día diez de julio de 1810, cuando acompañaba el correo de los franceses
"En once días del mes de Julio de mil ochocientos y diez, se dio parte a esta Xusticia de esta villa de Valdeverdeja hallarse muerto en su Jurisdiccion, y Dehesa de Chozas, un hombre de resultas del encuentro, que en el dia anterior tubieron en dicho sitio las Tropas Francesas, y Españolas, y mandaron conducir a esta villa, y reconocido de su Muger y Parientes, resultó ser el cadaber de Julian Blazquez de Gregorio natural de esta referida, y conjunta persona de Cathalina Bravo vecinos de la misma, y como muerto de Guerra, y acompañando como acompañaba el Correo de los Franceses que le subia de Almaraz para el Puente del Arzobispo, no se pueda ni deba exercer otro oficio, ni diligencia Judicial, a solicitud de las propias e interesadas Partes se le dio Sepultura Eclesiastica en la Parroquial Yglesia de esta villa…"
Lorenzo Justiniano Sánchez del Arco, rector de la parroquia de San Blas de Valdeverdeja
Manuel Rodríguez de Diego, a cuyo cargo estuvo el gobierno económico de la
parroquia durante los años 1811-1813, asienta el coste de "los propios" durante la citada administración bianual.
"Son Data quatrozientos noventa y dos reales pagados por la correspondencia y propios remitidos a la ciudad de Avila en las urgencias precisas e indispensavles que ha tenido que practicar esta Yglesia por la falta de Comunicacion de Correos y perniciosos transitos a Causa de las Tropas Francesas inclusos los dos Partes que huvo que mandar con motivo de la Muerte del cura segun recivo."
Manuel Rodríguez de Diego, estuvo estuvo a cargo del gobierno económico de la parroquia de Valdeverdeja durante los años 1811-1813
La realidad fue que Napoleón envió a los ejércitos franceses a la conquista de España y del continente, con tanto genio militar como menosprecio a la vidas de las personas y sus bienes materiales. En Valdeverdeja a través, del testimonio de uno de sus munícipes, don Juan Martín Salazar, administrador de las Cuentas de las Benditas Ánimas de la parroquia entre los años de 1804 a 1813, sabemos de la inquietud ciudadana sufrida al dar cómputo de los Ramos u Ofertorio de Carnaval y San Blas.
"En la villa de Valdeverdeja a veinte de marzo de mil y ochocientos y diez, yo el infrascripto comparezco ante el señor Cura de ella a dar razon de las limosnas que se han podido recoger pertenecientes a las benditas Animas en medio de los temores y peligros pasados con la Guerra y deseoso de salir de este cuidado lo ejecuto asi."
La subida del coste de la libra de aceite, de la carne de vacuno y caprino, así como de la fanega de cebada y trigo, se tradujo en hambre y penuria.
"Mil seiscientos cincuenta reales que de orden de su Ylustrisima se mandaron dar de la Fabrica de esta Yglesia a los Pobres de Solemnidad que con motivo del mal año se morian de necesidad."
Los desmanes comenzaron con el asalto a las existencias de granos de la parroquia. Gabriel Gómez, administrador del templo desde 1807 a 1809. Cuenta de lo acaecido en lo relativo al "noveno de granos" de 1808:
"Se previene haverse traido de la cilla de la Puebla ciento veinte y dos fanegas de trigo a las que se unen seis de la misma especie que se sumaron de los esentos de Bercenuño pertenecientes a esta Yglesia de las que se revajan doce subministradas a los sacristanes y quedan en ser ciento diez y seis las mismas que robo con toda violencia la tropa francesa con los demas granos que se havian traido pertenecientes a dicho Noveno y año de ochocientos y ocho."
En la referida cuenta también se describe robos y abusos cometidos con toda violencia por la tropa francesa. Cuando habla del aceite litúrgico sustraído emplea un tono aún más abatido.
"...despues de ocasionado el estrago que se menciona anteriormente de las cincuenta y ocho arrobas rovadas y derramadas por la rotura de algunos vasos, a vista de lo qual tube que sacar las once de la existencia de la casa destinada a su costodia, y ponerlas en las del Cura Parroco conceptuando su redencion de esta suerte, y no de la otra por estar dichas casas totalmente destruidas, y en tierra sus puertas."
También anota, las veinticinco fanegas y diez celemines de cebada que se suministraron por parte de la Iglesia “a la tropa española que vino dispersa de Somosierra”. Se refiere a la Batalla de Somosierra, que tuvo lugar el 30 de noviembre de 1808 en la sierra de Guadarrama, en la que se enfrentarían las tropas españolas con fuerzas polacas de Napoleón, y en la que encontrarían la derrota las huestes españolas. En palabras de Bąk:
"Somosierra y el asedio de Zaragoza son las dos batallas españolas más populares entre los polacos. Son las dos batallas que asocian rápidamente con la Guerra Española de la Independencia. Sin embargo, los regimientos polacos permanecieron muchos años en la Península Ibérica y tuvieron que combatir día tras día."
Los Ayuntamientos no contaban generalmente con caudal en efectivo, circunstancia que obligaba a recurrir a los créditos, que acarreaba deudas durante años. Los empréstitos forzosos a particulares o la propia Iglesia, fue también una práctica recurrente y no siempre serían satisfechas con brevedad. Circunstancia que se precisa en la inspección pastoral 1813 43 y de la que se hará eco igualmente, el mayordomo Rodríguez de Blas:
"Una de las Partidas de Datta en estas cuentas es la de seis mil y seis cientos reales de vellón que la Justicia de esta Villa y año de ochocientos diez tomó del Archivo de la Yglesia con anuencia de el Mayordomo y cura propio, para cubrir en parte mayor cantidad que a este Pueblo pedia el General frances Marisi, Otorgandose por dicha Justicia la competente obligacion de debolber aquella en todo el mes de Diciembre del mismo año de ochocientos diez."
El municipio tuvo que contribuir al mantenimiento de las tropas —de sendos ejércitos— durante el conflicto. Así el día 11 de mayo de 1811 el municipio estaba:
"...en una ruina por haberles quitado las tropas el ganado lanar y cabrío, reducido a unos pocos el de labor, de cerda y caballería, extinguida la cosecha del año pasado de ochocientos y nueve y surgiendo dos repartimientos de granos de el ochocientos diez... que se encuentra este pueblo en la más miserable situación y decadencia espuesto a una total ruina por no poder sostener con sus cortos residuos a sus principales desempeños... amenazado por castigo militar."
Jesús Rodríguez Moreno: "Valdeverdeja: Una aproximación a su historia"
Cuando se vieron agotadas todas las provisiones de granos y ganados, las autoridades de Valdeverdeja, con el asentimiento de sus munícipes, se vieron forzados a buscar una solución de urgencia valiéndose de los llamados “recursos de propios”:
"Asistimos, así, a la venta por parte del municipio de algunas de las tierras que hoy son perfectamente identificables. La relación de las ventas, así como las particiones se realizan de una manera detallada, contando siempre con la ayuda de algunos vecinos más expertos y a las órdenes de los diputados y del síndico del común. Es así como varios propietarios ensanchan sus posesiones"
Una de las propiedades municipales vendidas en suertes fue la denominada Guadañas, también conocida como Pantilez No sería la única propiedad del ayuntamiento afectada. Las Migandresas en la Dehesilla (mayo de 1811), o los pedazos conocidos como Serrancillas, Piedras Blancas y Suertes de las Linaras , lo serían también en octubre del mismo año.
De la lectura de los texto se infiere una situación realmente dramática por el miserable y desdichado estado económico –hambruna- en que se encontraba la localidad. La paralización de la vida económica y administrativa era un hecho.
Los ultrajes llevados a cabo por la tropa francesa, en ocasiones con la anuencia de los gobernantes españoles, lleva a soldados polacos que habían combatido en la guerra a dejar testimonio escrito de aquella experiencia haciéndose eco de su barbarie. Stanislaw Broekere, en su obra publicada en Varsovia en 1877, Pamięrniki z wojny hiszpañsk¡ej (1808-1814), se muestra muy explícito al respecto:
"Tras la expulsión de los monjes, nos llevamos todo lo que había en los monasterios. Los utensilios de madera fueron quemados mientras asábamos y cocinábamos la comida; llenamos las paredes de clavos y grandes ganchos para colgar las armas, las mochilas y otras cosas (...) Arrasamos con todo: incluso los cuadros se convirtieron en pasto de las llamas."
La despiadada actitud que mantuvo el ejército francés y el nulo respeto a personas, edificios, obras artísticas, bienes materiales, agrarios y económicos, dejó una triste huella en la localidad. Y en toda la geografía arquitectónica, artística, económica, social y humana del país.
"Dulce es la guerra para quienes no la han vivido, decía Píndaro."
Texto original: NAPOLEÓN: Revista Cuaderna 16-17, UNED (2008-2009)
Esperanza Martín Montes