El terrorismo nacionalista

Buena parte de los universitarios vascos no saben quién fue Miguel Ángel Blanco, el sistema educativo del nacionalismo les ha ocultado el pasado mas reciente. Las 48 horas que pasaron entre el secuestro y el asesinato es un momentos de la historia contemporánea de España que todos los que lo vivimos recordamos con claridad.

Desde sus primeros pasos, ETA cometió actos crueles, errores estratégicos que fueron vistos por el nacionalismo moderado, como acciones que debilitaban la consecución de sus objetivos. "Orígenes" repasa estas puertas que atravesó ETA a lo largo de su historia y que fue disminuyendo la cohesión de la banda hasta su disolución. Y al mismo tiempo, pretende ser un homenaje a los hombres y mujeres que consiguieron acabar con el mayor desafió a este país durante 40 años.

Durante los años 80, ETA asesinaba a casi 100 personas al año, prácticamente un muerto cada tres días. Aquella época es conocida como "los años de plomo", unos años a los que pertenece la mayor parte de los asesinatos por resolver de ETA, años que el nacionalismo vasco utiliza para su asalto al poder, que aun mantienen, recogiendo las nueces del árbol que ETA removió.

ETA fue derrotada policialmente, lo hizo porque la Policía y la Guardia Civil la convirtieron en una organización zombi.  "ETA había dejado de ser una organización, para convertirse en una banda" ya no servia para la causa, se había convertido en una pesada carga y el nacionalismo ya no cogía nueces de ese árbol.

Las sucesivas caídas de dirigentes, cada vez más cortas en el tiempo, la profusión de infiltrados y confidentes que la habían horadado por dentro, aceleraron su final.

El relato del terrorismo nacionalista es una asignatura pendiente, y lo será en tanto la ley electoral les entregue el poder de condicionar la formación del gobierno de España. Mientras tanto continuará poniendo lentes al punto de vista de la sociedad por lo que llamo conflicto, y que fue un asalto al poder, veremos si el día que lo pierdan,  no se suben de nuevo al monte, otra vez.

El artículo se centra en una cuestión muy debatida como es la reacción social que se produjo en el País Vasco frente a ETA y el apoyo que la sociedad prestó a las víctimas. A este respecto se distinguen distintos períodos, desde una primera y larga etapa en la que el rechazo social a ETA fue ocasional y las víctimas no existían públicamente, a una última, ya muy reciente, en el que las cosas cambiaron y se fue manifestando la repulsa a la organización terrorista. Asimismo, el texto sirve para analizar los grupos que más firmemente se le opusieron, los mecanismos de ETA para extender el miedo y la estigmatización de una parte de la sociedad, o las políticas de algunos partidos y movimientos frente a la banda.

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El 7 de junio de 1968 el líder de ETA Txabi Etxebarrieta cruzaba "la línea invisible" asesinando a la primera de las 853 víctimas de la organización terrorista, el guardia civil gallego, José Antonio Pardines.