El 80% de los recurso económicos de la banda armada ETA provenían del cobro de extorsiones que llamaron «impuesto revolucionario». La banda extorsiono a miles de personas, empresarios, comerciantes, abogados, cocineros, médicos y un largo etcétera: si pagabas, ayudabas a financiar la patria, si no lo hacías te convertías junto a tu familia en objetivo de la banda mafiosa. La BANDA TERRORISTA no detuvo este sistema ni siquiera durante las «treguas» que anunciaron.
Algunos pagaron este «impuesto» con su propia vida.
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